En una sociedad tan futbolera como la nuestra, el fanatismo por los colores de una camiseta es cuenta corriente. El fanático desde chico empieza a impregnar su vida con los colores y nombres de la camiseta que eligió o le hicieron elegir, por más que uno diga que "de river se nace" y "se lleva adentro", la racionalidad nos dice que no. Ahí es cuando queremós mandar a la razón bien lejos, sentirla que está tan lejos como cuando a la madrugada y con sueño se espera, luego de un largo rato y ya con desesperanza, el colectivo que después de una hora y media de viaje nos dejará en nuestra cama. Que lejos que uno se siente! Ahí la mandamos a la razón por un rato, porque yo me quiero creer que soy de river desde la cuna y que es un sentimiento, papá! Me gusta ese romanticismo y esa magia de pensar que los colores vienen en una combinación proteíca del adn, y que uno a la larga termina sintiendo que realmente es así. Este autoengaño infantil, al contrario de otros, lo considero sano e inofensivo.
Les decía que de chico se empieza con el babero y la camiseta, uno va creciendo y entra al colegio, y ya se empiezan a armar los river contra boca en los recreos, las gastadas de los lunes; aparecen las carpetas del colegio llena de intentos de dibujo del escudito de tu club, los márgenes de las hojas con interminables leyendas de "river", "ortega", "francescoli" y pronósticos al estilo "River 3-Boca 1". Se sigue creciendo, los posters de tus jugadores preferidos se empiezan a mezclar con la bomba del olé que salió con la tanguita de river, y encima ahora somos más rebeldes, alguno que se hace el tatuaje, y uno se da cuenta que la racionalidad por suerte no la mandó tan lejos. Y así se sigue por la vida, los años pasan y muchos dejan ese fanatismo de lado, otros no dejan el fanatismo pero si el maquillaje, unos se vuelven menos optimista y más criticones y lo único que saben ahcer es putear a los jugadores por no ser siempre los mejores. El que tiene la suerte de llegar a su autito, le pone la calcomanía o la medallita colgada del espejo, y así se sigue por la vida. Una vida, a veces frustante, otras veces agitada, con muchas responsabilidades, y los colores que por momentos se diluyen y por otros se hacen más fuertes que nunca, dando la chance de tener algo que festejar o con quién descargar los fracasos. Todo parece estabilizarse, pero aparece el crío, y la locura de vuelta, la camiseta para el día del nacimiento, el baberito, y el debut en la cancha, si es que la doña lo deja... La rueda vuelve a girar y un nuevo ciclo comienza, el ciclo no es eterno, es más bien caótico. El nene que salió poco fútbolero, el cuñado que te lo hizo de la contra, y una ilusión que se apaga, una rueda que se frena. Pero la vida sigue, y como el fútbol, siempre da otras alegrías.
Usted se preguntará que tiene que ver esto con un rinconcito de Buenos Aires, y es ahí cuando le dejo esta postal. El tanque del millo que asoma sobre los techos del barrio matancero La Reserva. La diagonal trazada con pulso firme, y el color que mantiene su fuego. El tanque imponente, más lleno de ingenio y fanatismo, que de agua. Y mil historias posibles. El padre pintando con el hijo, y un cuartito de lata de pintura que sobra; los pibes que mientras toman una birra en la esquina, se les ocurre la pintada; y así historias que vienen y van, como me gustaría haber sido el protagonista! No importa que después me hubiera olvidado, y por años ni me hubiera acordado, hasta que llegara el día de cambiar el tanque que no da más. Me imagino subiendo al techo, y ver los restos de esa diagonal roja ya desgastada por la intemperie; al principio no me doy cuenta que es, pero la banda se reconstruye, y la lágrima se pianta, el recuerdo que florece y por suerte, la razón que se va lejos...
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4 comentarios:
Uy, la verdad es que cuando empece a leer dije: no, futbol otra vez! me tienen cansada... pero despues me engancho eh, y mas cuando vi la foto! esa ventana yo la conozco? se me hace muy familiar el cuadro...
Bueno, saludos
Noe
Es desde la ventana de la pieza de sofi!
groso martin!
puchi, guido y tito.
aguante boca puto!
queremos mas!
excelentes escritos
santi
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